Identificada la tumba con los restos hermana de Duarte

Pasados más de dos siglos bajo la crueldad del olvido, la capilla y el sitio exacto donde está la tumba con los restos de la pequeña Ana María Duarte Diez, la segunda en sucesión de nacimiento de las siete hermanas del padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, han sido identificados.

Hasta que este diario se interesó por su historia, la párvula había estado ignorada, bajo el peso de miles de toneladas de roca y pesadas columnas, durante 203 años, cinco meses y 24 días, desde su muerte.

De ella aún no ha sido encontrado su registro de nacimiento ni acta de bautismo. Solo se presume que nació en 1814, el año siguiente después del patricio.

Los despojos de la pequeña están en la capilla Nuestra Señora del Rosario, en la iglesia de Santa Bárbara, y Listín Diario logró llegar, por primera vez, hasta el fondo de ese templo para registrar y testimoniar este evento.

Justo allí, a 2.8 metros debajo de esta edificación religiosa y centenaria, también fue confirmada la existencia de 109 osamentas enterradas desde el 12 de noviembre de 1812 hasta el 22 de septiembre de 1822, más otras 72 de personas inhumadas en apenas un día, el 22 de enero de 1868, en esa misma iglesia, por una epidemia de cólera. En total, allí se cuentan 181 sepulturas. El cólera es una infección intestinal aguda causada por la ingestión de alimentos o agua contaminados.  La entrada al sepulcro es impresionante. Está a tres capillas de distancia a la que acoge los restos de su padre, Juan José Duarte Rodríguez, en el ala derecha desde la entrada, fallecido el 25 de noviembre de 1843, a la edad de 75 años.

Situada en el flanco derecho interior del templo, al área de sepultura de Ana María se ingresa bajando a través de una angosta hendidura cuadrada sobre el piso de la iglesia, con una vista del retablo mayor, a su izquierda. Para descender hasta la cripta, donde hay otras 13 osamentas, se requiere de una maniobra de tirón, arqueando a lo máximo el cuerpo, hasta alcanzar tres peldaños de piedra calcárea de la época, donde se abre a la vista un escurrido pasadizo central, con dos alargados moldes rectangulares a ambos lados.

En aquel lugar, a la izquierda, cubierto por una fina arenilla, bajo una tenue luz de lámpara que irradia grados de color, están los retos de Ana María.

Durante los últimos dos meses, el mentor y guía de este proyecto, Juan Gilberto Núñez, con un dominio de la riqueza histórica que rodea al templo de Santa Bárbara, dio acceso total a estos trabajos de investigación sobre el destino de Ana María. Todos los restos están distribuidos entre las bóvedas Nuestra Señora del Rosario, de las Animas, de los Dolores, Santa Bárbara, Capilla del Rosario, del apóstol San Pedro, Nuestra Señora de la Luz, y Santísimo Cristo de la Misericordia.