El decreto vetando la entrada en Estados Unidos de nacionales de siete países de mayoría musulmana no tiene solo consecuencias morales y éticas. El caos y la confusión creada por la iniciativa firmada el viernes por Donald Trump también afectan a las grandes multinacionales, que están rechazando en firme la acción ejecutiva del presidente porque temen ahora por la seguridad de sus empleados y que pueda trastocar incluso sus operaciones.
Lloyd Blankfein, el consejero delegado de Goldman Sachs, mandó un mensaje rotundo a la plantilla en el que admitía que el decretó crea una disrupción a la compañía y por este motivo va a movilizar los recursos internos necesarios para asistir a los empleados que se puedan topar con algún problema legal por su nacionalidad. Blankfein dejó claro que la diversidad “no es una opción” para una compañía global como la que dirige; está en su naturaleza.
Mo, como cuenta Parker, es de origen somalí y dedicó toda su vida a competir por Reino Unido. “Ahora tiene miedo de que no se le permita regresar con su familia en Portland”, advierte, al tiempo que ofrece todo el apoyo de la compañía de indumentaria deportiva a los atletas y empleados que se encuentren en una situación similar. El decreto de Trump, que califica de intolerante, amenaza valores como el respeto mutuo que fomenta el deporte.
“Vivimos un momento sin precedentes”, opinó el presidente de Starbucks, Howard Schultz. El ejecutivo ya lideró durante las elecciones una campaña para movilizar el voto y trató de limar después las asperezas que originó el choque político. Ahora la compañía se compromete a contratar, durante un plazo de cinco años, a 10.000 refugiados en todo el mundo. “Escucho vuestra alarma de que los derechos civiles y humanos que damos por asumidos están siendo atacados”. Fuente:ElPais.