Por: Wendy Santos. SI SE PUEDE!!!
NUEVA YORK, USA.-Crié a mis hijos como la mayoría de las personas lo hacen: les compraba galletitas saladas y dulces, jugos de cartón, leche de vaca, pan blanco, salchichas, papitas fritas, snacks de funditas, comida rápida, refrescos, maltas, chicken nuggets, y el “bendito” corn flakes.
Lo malo no era lo mal que comían…
Lo peor es que yo pensaba que los estaba alimentando!!!
Hace relativamente poco empecé a cambiar los hábitos en la familia (yo había empezado unos años atrás). Sí, yo dirigí y orquesté el cambio. Mi estrategia fue clara:
1. Dar buen ejemplo.
2. Disminuir, en la casa, el consumo de alimentos procesados.
3. Sustituir alimentos malos por buenos: todo lo blanco por integral, mayonesa por yogur…
4. Prohibir la compra de refrescos, jugos de cartón… (Aunque nunca les prohibí que lo consumieran fuera de casa). A la visita le brindo jugos naturales hechos en el instante.
Al principio, mis tres hijos se resistieron: “en esta casa no hay de nada”; “aquí no se puede comer”, eran algunos de los comentarios que con frecuencia me hacían. No se pueden imaginar la lucha que pasé cuando cambié el arroz blanco (tan querido por ellos) por arroz integral.
En muchas ocasiones tuve que ignorar su pataleo, y hasta decirles: “cuando ustedes tengan su casa podrán comprar lo que quieran. Aquí la que manda soy yo!”
Gracias a Dios, a mi consistencia y perseverancia, mis tres hijos se acostumbraron al “sistema” implantado por mi… Se alimentan bien y hacen ejercicios… y eso ha repercutido en su físico y en su salud. A decir verdad, no gasto dinero en farmacias.
Si crees que no puedes cambiar tus hábitos o los de tu familia, inténtalo. Peor diligencia es la que no se hace. Por supuesto, debes ser coherente entre lo que dices y lo que haces.
Es una carrera de resistencia, no de velocidad!
En la foto: mis tres chicuelos y yo celebrando el dia de las madres.