Crece la soledad de Maduro en el tablero internacional
El chavismo se atrinchera ante las futuras sanciones anunciadas por la Unión Europea.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció el domingo por la noche los resultados de las elecciones regionales exhibiendo el apoyo de cuatro figuras públicas que, aseguró, le habían llamado para felicitarle. Se trata del mandatario boliviano, Evo Morales; del cubano, Raúl Castro; del nicaragüense, Daniel Ortega; y del exfutbolista argentino Diego Armando Maradona. Este respaldo resume de alguna manera la aceptación que el régimen chavista mantiene en América. La votación el pasado 30 de julio de una Asamblea Nacional Constituyente no reconocida por las fuerzas opositoras supuso el quiebre con la mayor parte de los Gobiernos de la región. Estados Unidos y Canadá adoptaron sanciones económicas y la UE prepara ahora las suyas, que según afirmó la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, seguirán adelante a pesar del éxito de estos comicios.
La soledad de Maduro en el panorama internacional no es en sí una novedad, pero la elección de los gobernadores, que para la oposición está manchada por el fraude electoral, ya ha acelerado la huida hacia adelante del régimen. El chavismo vuelve, en definitiva, a atrincherarse frente a las presiones externas y esgrime una vez más la retórica antimperialista para defender sus planes, que ahora giran en torno a los designios de un Parlamento donde no hay ni una sola voz crítica con el oficialismo.
“Hoy ha ganado la verdad de Venezuela, hoy el chavismo arrasó, hoy tenemos 17 gobernaciones, hoy tenemos 54% de los votos, hoy tenemos 61% de participación, y hoy la patria se ha fortalecido con 75% de las gobernaciones”, proclamó Maduro con los datos ofrecidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE), el órgano garante controlado por el oficialismo. Además, calificó el resultado de “proeza moral y política del pueblo venezolano” frente a “los embates de la guerra de la oligarquía”.
Estas elecciones, que se celebraron con un año de retraso, tenían un valor sobre todo simbólico, ya que las competencias reales de los 23 Estados del país son casi inexistentes y los resortes de poder quedan en manos de los aparatos centrales del régimen. No obstante, sirvieron para alimentar el discurso del Gobierno contra las sanciones, lo que califican de “intervencionismo” de las principales instancias internacionales y para controlar las reglas del juego de cualquier futura mesa de diálogo con la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), que lleva años reclamando la celebración de unas presidenciales y la liberación de todos los presos políticos.