La cúpula empresarial difunde un vídeo en el que se compromete a apoyar a López Obrador un día después de reunirse con él
De la lucha contra “la mafia del poder” a la luna de miel. Del “Así no” y las cartas a sus empleados para que voten “conscientemente” a la reconciliación nacional. Así ha sido la transformación de la relación entre el futuro presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y la cúpula empresarial del país. “México ya decidió, el principal mensaje es que el país quiere vivir en paz”, afirma Daniel Servitje, el director del gigante panificador Bimbo, en un vídeo que se ha difundido este jueves. “[El país] quiere acabar con la corrupción”, agrega inmediatamente después Eduardo Tricio, el presidente del coloso lechero Lala. “Los empresarios seguiremos invirtiendo en México”, añade Mariasun Aramburuzabala, probablemente la mujer más rica e influyente del país.
El mensaje grabado se ha emitido un día después de la reunión que sostuvo el Consejo Coordinador Empresarial con López Obrador y tres días después de la victoria apabullante del líder de Morena en las urnas el domingo pasado. Tras el encuentro, los miembros de la patronal mexicana han abierto paso a un clima de “entendimiento y confianza”, que han buscado refrendar con este nuevo comunicado. López Obrador hizo lo propio semanas antes al pedir “calma” al empresariado ante su triunfo. “México votó por el cambio (…) los empresarios reconocemos y respetamos su triunfo”, asegura Alejandro Ramírez, la cabeza de la cadena de cines Cinépolis, parte del emporio de Carlos Slim, el hombre más rico de Latinoamérica.
El nuevo empate entre el poder económico y el poder político tras las votaciones del 1 de julio, las más grandes en la historia del país por el número de cargos públicos que estaban en disputa, viene precedido de un camino accidentado y sinuoso. Dos meses antes de los comicios, Alberto Baillères, el llamado rey de la plata y tercer hombre más rico del país, pidió a sus empleados que votase por el candidato que tuviera más posibilidades de derrotar al puntero en las encuestas, según Bloomberg. Después vinieron los desacuerdos con los inversores por la posible cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. En julio, Baillères felicitó a López Obrador e hizo referencia a una “gran fiesta electoral”.
“Apoyemos al nuevo Gobierno y trabajemos juntos con él”, insiste Claudio X. González, director de la papelera Kimberly Clark, señalado anteriormente por el líder izquierdista como parte de la “mafia en el poder”, el cúmulo de poderes fácticos que, según él, habían frenado la llegada de un Gobierno progresista. “Creo en México”, agrega González, en lo que se ha leído como un cheque en blanco temporal para el próximo ocupante de Los Pinos, a falta de que el Tribunal Electoral de validez al resultado. “Todos queremos que al nuevo Gobierno le vaya bien”, coincide José Antonio Fernández, de Femsa, la embotelladora más grande de Coca Cola en el mundo.
López Obrador se afianzó desde las ocho de la noche del domingo como el hombre más popular en el país. Las cámaras lo han asediado desde primera hora de la mañana hasta la caída de la noche. las motocicletas de los medios le hacen entrevistas improvisadas sobre el inicio de la transición y la cobertura mediática está concentrada en el control que tendrá Morena en el Ejecutivo, el Legislativo y al menos siete de las nueve gubernaturas que estaban en disputa en los Estados.
En este lapso se vio a López Obrador estrechar la mano del presidente Enrique Peña Nieto, su antiguo enemigo político, en el Palacio Nacional. Poco antes, el candidato ganador celebró su cierre de campaña en el estadio Azteca, propiedad de Televisa, la cadena televisa más importante del país y antiguo aliado del gobernante Partido Revolucionario Institucional durante el régimen de partido único (1929-2000).
Las rencillas han quedado definitivamente atrás y la incógnita es cuánto tiempo se mantendrá el respaldo de la patronal y la cúpula empresarial. Todos los ojos están puestos en septiembre, cuando se divulgarán los resultados con efectos legales, y en octubre próximos, cuando inicie formalmente la transición hasta el 1 de diciembre, cuando López Obrador asuma el poder. Tras una campaña politizada en torno al plebiscito López Obrador sí o López Obrador no, las trincheras han sido enterradas para mandar un mensaje de estabilidad. “De frente a la nación, le ofrecemos nuestro apoyo para construir las mejores soluciones para nuestro país”, reafirma Tricio, en un mensaje que dura poco más de dos minutos, pero que es un corolario de dos meses de confrontación y de desacuerdos que se fraguaron a lo largo de las últimas tres elecciones presidenciales.
fuente:elpais.com