La ciudad de 8,5 millones de habitantes es el mayor mercado en Estados Unidos para las empresas de transporte de pasajeros que funcionan a través de aplicaciones telefónicas. El defectuoso sistema de transporte público y el costo astronómico del estacionamiento impulsa desde hace años en Nueva York el crecimiento descontrolado de empresas como Lyft, Uber y Via.
Pero ese crecimiento ha representado un duro golpe para los icónicos taxis amarillos de la ciudad. Desde diciembre, seis conductores de taxis se han suicidado. Sus muertes han sido vinculadas al menos en parte a la desesperación por los menguantes ingresos.
La ley prohíbe por 12 meses la entrega de nuevos permisos para vehículos de estas empresas, a menos que estén preparados para acoger sillas de ruedas, y fija una paga mínima para los conductores, que debe ser regulada por la Comisión de Taxi y Limusinas (TLC).
La decisión torna a Nueva York en la primera gran ciudad de Estados Unidos que limita los coches de estas empresas.
La TLC debe fijar la paga mínima, pero lo recomendado es 17,22 dólares la hora. El monto fue calculado teniendo en cuenta el salario mínimo en la ciudad de Nueva York, de 15 dólares la hora, más una suma considerada necesaria para cubrir gastos de los choferes.
El alcalde demócrata de Nueva York, Bill de Blasio, afirmó que ratificará la ley y aseguró que ésta “frenará el flujo de coches que contribuyen al congestionamiento que ha paralizado nuestras calles”.
“Más de 100.000 trabajadores y sus familias se beneficiarán inmediatamente de esta legislación”, dijo de Blasio.
El sindicato de conductores independiente, que representa a más de 65.000 choferes profesionales de empresas vía aplicaciones como Lyft y Uber, se congratuló de la decisión y celebró el nuevo salario mínimo.
“Los trabajadores y los líderes de Nueva York hicieron historia hoy. No es fácil enfrentarse a los gigantes de Silicon Valley, pero continuamos luchando por lo que sabemos que es correcto, y hoy los trabajadores ganaron”, dijo el director ejecutivo del sindicato, Ryan Price.
Un portavoz de Uber indicó que la nueva ley “amenaza una de las pocas opciones de transporte confiables al mismo tiempo que no hace nada para mejorar el metro o aliviar el congestionamiento”.
Unos 80.000 conductores trabajan para al menos una de las cuatro compañías vía aplicaciones de Nueva York, contra 13.500 choferes de taxis amarillos, según un estudio encargado por la TLC.
La creciente competencia redujo fuertemente el precio de un permiso de taxi amarillo de más de un millón de dólares en 2014 a menos de 200.000 dólares hoy en día.
fuente. nuevodiario.com