La calidad de la democracia en Estados unidos (EE UU) y Europa es cada vez peor. Esta es la conclusión publicada en el último informe del organismo Independiente Freedom House, con sede en Nueva York, que este martes ha alertado de las consecuencias del progresivo asentamiento de fuerzas populistas a ambos lados del Atlántico. El número de los países cuyos ciudadanos cuentan con un sistema que le garantiza plenas libertas civiles ha bajado progresivamente en los últimos diez años y por primera vez han afectado a democracias consolidadas.
Las grietas en los sistemas asentados se han generado a raíz “del enorme flujo migratorio provocado por la guerra en Siria y en los actos terroristas inspirados por el Estado Islámico”. El terrorismo alimenta, según el informe, la “agitación social” en Europa y EE UU. El documento, que se elaboró previamente al veto migratorio de Trump, ya criticaba los deseos del presidente estadounidense de cerrar a cal y canto, aunque fuera de manera temporal, el país para los musulmanes.
Los países que se consideran “plenamente libres”, según se lee en el informe de 28 páginas, representan el 45% de los 195 recogidos en el estudio. Esta cifra supone dos puntos porcentuales menos que hace 10 años y representa una ralentización del continuado asentamiento de sistemas democráticos desde 1986. Entre los 67 países que han registrado un empeoramiento de su democracia se encuentran 15 europeos; entre ellos Polonia, Hungría, Rusia y Turquía donde, a raíz del intento de golpe de Estado el pasado 15 julio, fueron encarcelados alrededor de 40.000 civiles, según el Think Tank. Los países que han registrado una mejora solo son 36.
“Ya no es posible hablar con confianza de la estabilidad a largo plazo de la democracia norteamericana”, se lee en el informe. A raíz de las declaraciones hechas por el presidente de EE UU, Donald Trump, durante su campaña electoral, el informe considera que el país norteamericano se convierte este año en un “vigilado especial”. De la misma forma, Freedom House ha puesto bajo la lupa a Dinamarca —cuyo Parlamento está enrocado en debate sobre la aplicación de medidas restrictivas para la llegada de inmigrantes y que hace un año aprobó la confiscación de los bienes de los refugiados— y República Checa. Fuente:ElPais